Son una especie totalmente diferente. Viven dentro de una
feliz y eterna orgía, que usan como una especie de lubricante social para
resolver sus conflictos a base de sexo, sin distinciones de rango o edad. Los
bonobos, Pan paniscus, habitan en las selvas congoleñas y podrían darnos
grandes lecciones de tolerancia hacia los semejantes.
Fueron descubiertos en 1933 por casualidad, cuando un
antropólogo europeo se dio cuenta de que el cráneo que sostenía en sus manos no
era el de un chimpancé joven, como se creía, sino el de una especie totalmente
diferente.
Habitan en un solo país, la República Democrática del Congo.
Viven concentrados dentro de una jungla increíblemente densa, donde no hay
infraestructuras, ni carreteras, ni nada de nada.
Bonobos hay muy pocos: no llenarían ni un estadio.
Son pequeños, con caras finas y negras y labios
intensamente rosados. Suelen caminar largas distancias en posición bípeda.
Evolutivamente están por encima de los chimpancés porque son
más tolerantes unos con otros. Se relacionan entre ellos sin tener en cuenta el
rango social, la jerarquía o el sexo.
Usan el sexo como antídoto contra las tensiones y las
situaciones complicadas. No sólo lo practican entre hembras y machos, sino con
cualquier miembro del grupo, sin importar la edad, la jerarquía o el sexo. Y lo
hacen varias veces al día. Además es la única especie donde se ha observado
sexo cara a cara, en la posición del misionero, como los humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario