El concepto de Programa 21 se gestó en la Conferencia
Mundial sobre el Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible organizada por Naciones
Unidas en Río de Janeiro (Brasil) el año 1992, también conocida como Cumbre de
la Tierra. Se trataba de apoyar iniciativas que construyeran un modelo de
desarrollo sostenible para el siglo XXI, de ahí su nombre.
La Agenda 21 fue suscrita por 172 países miembro de Naciones
Unidas. Estos países se comprometen a aplicar políticas ambientales, económicas
y sociales en el ámbito local encaminadas a lograr un desarrollo sostenible.
Cada región o cada localidad, por su parte, desarrolla su propia Agenda Local
21, en la que deberían participar tanto ciudadanos, como empresas y
organizaciones sociales, con el objetivo de generar y consensuar un programa de
políticas sostenibles.
Se podría definir la Agenda 21 como una estrategia global
que se lleva a la práctica de manera local y que implica a todos los sectores
de una comunidad: sociales, culturales, económicos y ambientales. Es, en
definitiva, un compromiso hacia la mejora del medio ambiente y, por ende, de la
calidad de vida de los habitantes de una comunidad, municipio o región.
En principio, la Agenda 21 debe contemplar tres aspectos:
la
sostenibilidad medioambiental, la justicia social y el equilibrio económico.
Todas ellas dependen de la participación ciudadana. No es posible la Agenda 21
sin la participación de la ciudadanía, aunque alentada de manera efectiva por
los poderes públicos y las diferentes asociaciones públicas o privadas.
Son muchos los temas que trata la Agenda 21. En cuanto a los
temas más estrictamente medioambientales son, entre otros, la protección de la
atmósfera, la planificación y la ordenación de los recursos de tierras, la
lucha contra la deforestación, contra la desertificación y la sequía, el
desarrollo sostenible de las zonas de montaña, el fomento de la agricultura y
del desarrollo rural sostenible, la conservación de la diversidad biológica, la
protección de los océanos y de los mares, así como de las zonas costeras, la
calidad y el suministro de los recursos de agua dulce, la gestión racional de
los productos químicos tóxicos, de los desechos peligrosos, sean o no
radioactivos, y de los desechos sólidos.
Como vemos, cualquier comunidad puede poner en marcha
su propia Agenda 21 Local siempre que se logre la participación de las fuerzas
sociales que la componen.
Carta de Aalborg.
Programa 21 Naciones Unidas.
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