domingo, 1 de mayo de 2016

Palmira, la ciudad de la reina Zenobia (Siria)


Fundada en torno al año 5.000 A.C.. Su nombre significa "lugar de las palmeras".
Alcanzó su mayor gloria durante el siglo III d.d.C. al ser colonia romana y ciudad de paso de las caravanas de la Ruta de la Seda.



Destruida por las guerras, fue redescubierta en el año 1678, convertida en establo para los camellos.
Hoy es patrimonio de la Humanidad desde el año 1980.

Situación: La ciudad de Palmira se encuentra situada en un antiguo oasis en mitad del desierto, en el actual estado de Siria. Se encuentra a 250 kilómetros de Damasco.  
           
La ciudad de Palmira fue una de las principales ciudades caravaneras de la antigüedad clásica. Situada en el punto de contacto entre Oriente y Occidente, alcanzó fama, gloria y riqueza hasta que el conflicto entre civilizaciones la arrastró hasta la destrucción y el olvido.




Dominada por el Imperio Romano, se estableció como frontera contra los pueblos Partos y persas. Cuando los conflictos armados en la frontera se convirtieron en guerra frontal, los gobernantes de Palmira no optaron por elegir un bando, sino que optaron por una solución intermedia, aspirando a la independencia de lo los dos imperios que la rodeaban. Así, rompiendo una ancestral dependencia de Roma, la reina Zenobia de Palmira, se propuso convertir a Palmira en la capital de un reino independiente.

De la antigua ciudad todavía se conservan algunos grandiosos monumentos, como el templo del dios Baal, la Gran columnata, el ágora o el Tetrapylón.

Desgraciadamente, esta ciudad milenaria, saltó a la actualidad informativa debido a la destrucción por parte del ISIS de gran parte de su patrimonio cultural arquitectónico, dinamitando gran parte de las esculturas y edificios que configuraban el espacio patrimonio de la humanidad, llegando incluso a ejecutar a personas que se oponían a su destrucción, como el director Aled al Assad, director general de museos de la ciudad siria (foto derecha).
Noticias como ésta, hacen que tomemos conciencia del peligro que supone la radicalización de las religiones, y la amenaza que suponen sus seguidores fanáticos. Siendo necesaria una concienciación global de las sociedades respecto a las diferentes culturas y religiones y una necesidad de intervención de Naciones Unidas contra el terrorismo, allá donde se desarrolle impune y vilmente.



Desde que el autodenominado Estado Islámico (EI) tomara en mayo del año pasado la ciudad de Palmira, uno de los sitios con mayor riqueza arqueológica preislámica de Medio Oriente, solo era posible ver la destrucción causada por el grupo yihadista a través de imágenes satelitales.



El ejército de Siria asegura haber recuperado estratégica ciudad de Palmira de manos de Estado Islámico.



Monumentos históricos, incluido un arco del triunfo de más de 2.000 años de antigüedad, fueron dinamitados por EI (Estado Islámico).



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